NOA SE HA COMIDO EL MÓVIL



¡Como siempre corriendo! Yo pienso que si el día tuviese 48 horas a mí me faltaría alguna  más para hacer tareas.

Tarea, que palabra, la utilizaba mi abuela, preciosa, ahora se usa más actividad, ocupación…da lo mismo el caso es estar todo el tiempo  liada.


Recojo a los niños del cole después de sus clases extra escolares. Hoy  he salido un poco tarde del trabajo  y voy un poco justa para todo lo que me queda por hacer, es decir

–corre que te corre.

Laura tiene once años y juega a voleibol, es la primera en salir. Después, media hora más tarde recojo a Oscar y Jaime de siete y cinco años respectivamente, de fútbol sala.


Detrás en el coche, ladrando a todo lo que se mueve y feliz, Noa, nuestra perrita (por decir algo por el tamaño un  bobtail).

¡Ya estamos todos! Con el griterío característico que ya está incorporado a mi vida, me dirijo a la siguiente parada EL SUPERMERCADO. Voy a comprar  cuatro cosas para terminar la semana hasta la compra general del finde.


A todo correr atamos a Noa y Laura sé queda  con ella en la puerta, los niños entran conmigo y así evito peleas, llenamos la cesta siempre más de lo esperado y a la caja. Voy a pagar y……


-¿Dónde está mi móvil?

No encuentro el móvil. Pago, salgo, miro en el coche, desmonto el bolso, nada……

Vuelvo a entrar, pregunto en la caja por si se ha caído, vuelvo  dentro, frutería, charcutería nada…

Sentada en el  coche intento tranquilizarme y pensar donde he podido dejar el teléfono. 

Pero noto como  me estoy calentando por momentos,  me molesta la niña, los niños, el perro, el que aparca, que no aparca…

Mi hijo Jaime que me conoce muy bien, porque creo que es el que más se parece a mí, o porque al ser el pequeño le encargan todos los “casos difíciles”, con voz de cuidado a ver que pasa

-Mama, te hemos comprado un móvil nuevo, no te preocupes.

Me regala  un móvil de caramelo. Han comprado un móvil de caramelo con su dinero. 

Ahora sí que me da igual el teléfono, lo solucionare cuando llegue a casa. Muchísimas gracias.

Nada más entrar tengo un mensaje en el contestador del fijo, me he olvidado el aparatito en la oficina.

Mis hijos bajan con el pijama ya puesto.

-Estas mejor ¿Qué tal tu móvil nuevo? Puedo ver que tal funciona.

-Por supuesto, cógelo.

-¿Mama donde esta?

-Ahí, encima de la mesa del salón.

-Nooo

-Nooo

-Nooo, se lo ha comido Noa.

-Que desastre eres mama, pierdes tu móvil y ahora Noa se va a poner malita por comerse el que te hemos regalado. 

Los perros no pueden comer teléfonos.

-Claro que no, pero era un teléfono de caramelo, por el cual voy  a llorar mucho porque era el más bonito que he visto nunca y ahora no lo tengo y además….




Había una vez un perro llamado Noa, que le pasó lo mismo, se comió un teléfono de caramelo.

Era un mundo de caramelo. Las casas eran de nubes, los tejados de fresas, los arboles de manzana y menta dulce, los caminos de chocolate. 

Cuando llovía, llovía gelatina y cuando hacia sol no se derretía nada sino que se ponía durito el caramelo y mucho más rico.

En ese sitio tan fantástico  vivían  niños, papas y perros. Evidentemente tenían ordenadores, tables  y móviles.

Noa viva con una familia igual que la nuestra, también estaba Laura, Oscar y Jaime que eran los niños.

Un día,igual que nos ha pasado a nosotros, dejaron el teléfono encima de la mesa, pero esta vez de la cocina, y Noa que olía y se lo comía todo se lo comió.

Allí todo eran chuches, pero todo funcionaba perfectamente.

Nadie se dio cuenta hasta que el papa llamo para preguntar si querían algo para cenar y…

-Ring, ring, ring  (el perro empezó a vibrar)

Todos escuchaban el timbre pero no sabían de donde venía porque no encontraban el teléfono.

-Ring, ring, ring  

Y Noa se movía cada vez más.

-Mirar

Dijo Laura,

- El perro se mueve cuando suena.

-Ring, ring, ring, Hola soy papa, ¿queréis algo de cena?

Ahora hablaba, Noa era papa. Todos estaban muertos de la risa.

Oscar que era muy listo se acercó y por la oreja, con mucho cuidado, contesto

-No papa, gracias, pero ven rápido, que tenemos un teléfono nuevo muy divertido.

-¿Un teléfono nuevo? (dijo Noa con la voz de papa)

La perrita estaba muy graciosa hablado como las personas, y no se asustaba, solo un poquito cuando sonaba, porque le hacía cosquillas.

Papa colgó y al rato llamo la abuela !ahora sí que era para morirse de risa¡ ¡Noa también hablaba como la abuela!

Tenían que solucionar el problema, pero no podían quedarse sin teléfono.

Laura pensó. Pinto un teclado con regaliz negro en la panza de Noa y llamo a su padre.

_Papa, tienes que comprar un móvil nuevo se ha roto, no funciona

-¿Y con que me estas llamando? Es nuestro número

- Es una historia muy larga, tu compra el móvil, no puedo hablar mucho rato.

Papa hablo con mama, mama le contó la historia, papa pensó que estaban todos locos y que lo que querían era un teléfono nuevo, pero lo hizo.

Cuando llego a casa, se quedó sentado en el suelo al entrar.

Noa estaba hablando igual que tía Nines, hasta movía  las manos de la misma manera.

Ahora si se lo creía, o no se lo creía, no sabía que pensar.

Pero pensó, vaya si pensó, Noa no podía ser el móvil de la casa, él había comprado un teléfono nuevo y ella era un perro no podía hablar como las personas ¡era muy raro ¡

Como lo que se había comido era de caramelo, y como llevaba mucho tiempo hablando y tenía la boca seca le dieron agua para beber, mucha agua, más agua, toda el agua….

Noa era un perro grande y bebió y bebió hasta que el caramelo se deshizo y el teléfono desapareció de su tripita.

Y ahora tiene mucho cuidado de no dejar nada que se pueda comer el perro.

Y yo también voy a tener el mismo cuidado, os lo prometo….

-Mama, mama aquí está el móvil de caramelo, no lo habías sacado del bolso.

Hay días que merecen la pena…. Yo creo que todos



FELICES SUEÑOS


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