LA ABUELITA HACE MAGIA




Limpieza de cutis, que poco me gusta el espejo, cada día encuentro una arruguita más, una ojerita más, una manchita más, una más y más y más….

Debe de ser la hora, al final del día, ya estoy cansada y todo se hace cuesta arriba (menos mi piel que empieza la cuesta abajo) por la mañana me veo mejor, será que estoy dormida todavía y veo menos.


Mientras me desmaquillo, le estoy dando un repaso a mi comportamiento, para no centrarme en mi aspecto físico solamente y no me está gustando mucho tampoco, la verdad.

Mi hija Marta ha pasado la tarde con su abuela, mi madre, ella me ayuda muchísimo en todo lo que puede. La ha recogido del colegio, como muchos otros días, se la ha llevado al parque a merendar y luego el baño y la cena. Entre medias, conversación, juegos, rabietas y consentimientos, de esos todos….

Ahí entro YO con las tonterías de “mama perfecta”,

-Antes de merendar no la des chuches…

-De cenar hoy toca verdura y fruta…

-El baño no más de diez minutos, que se resfría…

-La  televisión, cuidado con la distancia y el tiempo que está viéndola…

-ETC..., etc., etc.…

¡PERO PORQUE SERÉ TAN PESADA¡

¿Desde cuando me he vuelto tan protestona, tan gruñona y tan insoportable?

Tengo un papel de madre, de acuerdo, pero la abuela tiene un papel de abuela, y antes ha sido madre! 

Mi madre ¡con lo cual ,si no tuviese tan mala memoria recordaría que no lo hizo tan mal, que lo hizo muy bien. Y si no estuviese tan malhumorada no me pasaría el día llamándole la atención y discutiendo con  ella de cómo tiene que cuidar a Marta.

Mi hija me llama desde el salón.

_ ¿Mama puedes venir?

-Espera.

-¡Te he dicho que vengas¡(gritando)

-Marta, no vuelvas a chillarme.

-Tú chillas a la abuela.

Sentadas en el sofá, acurruco a mi hija conmigo y le cuento….

Había una vez

Una mama que tenía muy poquito tiempo, durante la semana, para estar con su niña 
porque trabajaba. 

Ese tiempo la  niña iba a casa de su abuelita.

La abuelita era una señora muy alegre y encantadora, sabía cantar,  bailaba, hacia pasteles, leía cuentos, dejaba que todos los amiguitos entrasen a jugar en su casa, se disfrazaban, pintaba.

Era una casa muy divertida.

Su mama lo sabía, porque ella había crecido ahí y la abuela era su mama, pero siempre estaba enfadada con la abuelita.

-No hagas esto….   
                    
-No hagas lo otro…

-No juegues…

-No cantes…

-No bailes…

Así todos los días. Y no dejaba que hiciese nada con su niña.

Le daba una lista de cosas por la mañana escritas, la comida, la merienda, los deberes, los juguetes con los que puede jugar, las cosas que puede comer, para que las siguiese  sin salirse del guion.

La abuela y la nieta estaban un poco hartas de esa mama tan exigente y trazaron un plan.

El sábado que era el día libre de mama la invitaron a pasar el día con ellas.

-Abuela nos va a fastidiar el día (decía la niña, mientras discurrían como hacerlo)

-No te preocupes, utilizaremos LA MAGIA

-¿Tu sabes hacer magia? (pregunto la niña)

- Tu abuela sabe hacer de todo. (Contesto la abuela, riendo)

Llego el sábado. La abuela abrió la puerta y entraron en casa.

 La casa estaba llena de globos, de niños disfrazados, de payasos tocando música, las mesas con chucherías, se podía pintar en las paredes con pinturas que se borraban…. ¡Era increíble¡

La niña rápidamente se puso  a jugar y a disfrutar de todo lo que estaba viendo, se reía, bailaba, cantaba, pintaba…

Su mama se sentó en el sofá y comento:

-Que ordenado tienes todo, y que silencio, no tienes puesta ni la tele.

¿QUEEEE?, pero si hay un follón impresionante. Ella no se enteraba de nada.

La niña miro a su abuela que le guiño un ojo y le dijo ¡ES LA MAGIA¡

A la hora de comer, lo de siempre verduras, para que lo viese mama, judías verdes con patas cocidas, filete de pollo a  la plancha, y de postre un plátano.

¡Volvió la magia ¡  
                        
Las judías verdes tenían sabor a manzana verde dulce calentita, las patatas a nubes, el filete era una gominola  gigante con salsa de caramelo y el plátano según le mordía, mordisquito a mordisquito, hablaba diferentes idiomas. Vaya comida más divertida.

Después de comer la niña siguió jugando en el mundo mágico que solo veían ella y la abuela.

Y mama se sentó en el sofá, en el mundo que también solo veían ella y la abuela.

-¿Quieres un poquito de chocolate? (le pregunto la abuelita a la mama)

-Bueno, no debería, pero vale.

Al comerse el chocolate, la mama cogió otro trocito y luego otro y… empezó a ver los globos, los niños  con sus papas disfrazados, los payasos tocando música, ella empezó a pintar las paredes, porque siempre la había gustado pintar y sobre todo las paredes, se puso a bailar y ¡qué bien lo hacía¡ ¡se comió las chuches¡

Mama era divertida.

Las tres, la abuela, la mama y la niña estuvieron jugando toda la tarde y no se cansaban. Pasaron juntas todo el fin de semana, sábado y domingo. Disfrutaron muchísimo juntas.

A la hora de irse

-Abuela no rompas LA MAGIA

-No hay  MAGIA, mama es así, solo que se le había olvidado.


-Uno no ve lo que no quiere ver, las cosas están ahí siempre, a veces se disfrazan pero siempre están ahí.

-Abuela te quiero mucho y a mama también  muchísimo.

Y así la mama no volvió a discutir con la abuela nunca más.

Y colorín colorado……



Marta me está mirando con carita de sueño, pero aun así, miedo me da lo que  pueda decir.

-Mama, yo también te quiero mucho y a la abuela muchísimo.    

-Marta yo te prometo que tu abuela va ejercer de  abuela como ella quiera,  porque  lo hace genial.
Nunca más voy a discutir con ella. Soy una hija muy tonta.
 Pero me tienes que prometer una cosa.

-¿Qué? (me pregunta Marta)

-Me vas a dejar ser una abuela GUAY cuando seas mayor.

-Yo no voy a tener hijas, ¡SOIS MUY PESADAS!

No se cómo tomarme esto… jjaajjaajjaa.





FELICES SUEÑOS


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