NACHO PINTA





Los niños han pasado el sábado con los abuelos. Hemos aprovechado para pintar el salón que llevamos tiempo queriéndolo hacer y nunca encontrábamos el momento.


Mientras Pepe les baña yo estoy preparando la cena, pobrecitos ¡Están agotados!



Sentados en la mesa en lo que terminan, voy a dar un vistazo al color de la pared a ver cómo queda según se va secando...



 ! HORROR ¡rayas, círculos, cuadrados, puntos ¿desde cuándo mi hijo sabe dibujar triángulos?


Mentalmente he recorrido todos los cuchillos de la cocina, los bufetes de abogados mejores que conozco y las mejores cárceles de mujeres del país para la situación que estoy imaginando.




Pero no, me dirijo a la habitación de mis hijos, en el pasillo me encuentro con mi marido, que ve en mi esa mirada de


-Mejor ni me hables....


Cojo los colchones de las camas y los nórdicos de cada una de ellas con sus respectivas almohadas y vuelvo al salón colocando las, por decir algo, enfrente de la gran obra de arte de mi hijo Nacho.


- ! A la cama ¡(a gritos)


Pepe me ha seguido todo el tiempo con la expresión de: mejor me callo


Tumbados los tres frente al cuadro, los niños con los ojitos como platos, solo se les ocurrió decir:


-Mama ¿va ser este ahora nuestro cuarto?


-No cariño, pero en vista del esfuerzo artístico que ha hecho tu hermano debemos homenajear el cuadro durmiendo con él y dedicándole una historia.



Había una vez 


 Un parque de rayas, círculos, cuadrados, puntos y triángulos muy desordenados donde no iban a jugar los niños, porque la verdad es que era un parque muy feo. El que lo había diseñado no tenía mucha idea de lo que hacía.


_ ¿Tú qué opinas Nacho?


Pero la verdad es que los niños de la zona no tenían ninguna cerca donde poder jugar, y se acercaban y lo miraban con mucha pena.


_ ¿Quién habrá hecho esto tan feo?

Un abuelito que vivía cerca y tenía mucho tiempo libre, decidió pintar las rayas de azul y construir balancines, los círculos de azul y con ellos columpios que volasen muy alto, los cuadrados de rojo y que fuesen casetas para esconderse y los triángulos de verde como tiendas de campaña para descansar... resultado... 



El mejor parque que ningún niño hubiese visto nunca. Era tan bonito que se llenó de conejitos, gatos, perros, ardillas, palomas y todos los pajaritos que te puedas imaginar... y flores muchas flores de todos los colores y con todos los olores.





Ahora sí que era un buen parque y siempre tenía muchos niños jugando, porque ahora sí que estaba bien hecho y en su sitio.


Las cosas hay que hacerlas bien y donde corresponde, pero si te equivocas sin querer también se pueden reparar los errores.


No pienso quitar la pintura de la pared de mi hijo Nacho, hemos pasado una noche preciosa todos juntos de campamento en el salón, al final Pepe ha dormido con nosotros también.



Sera un cuadro que recordaremos siempre.







Felices sueños.

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