Llega la noche de San Juan, veintitrés de Junio.
Estamos organizando la noche, mi hija que es un radar
humano está escuchando desde la otra punta del salón.
La conversación va de a cuál de las dos o de las tres propuestas
que tenemos nos animamos a ir.
La fiesta en la playa, la cena en casa de unos amigos o quedarnos en el barrio que también
preparan actividades para esta noche.
Gema interviene:
- Prefiero quedarme aquí, me vestiré de bruja. Irán mis amigas.
Confunde San Juan con Halloween.
Las hogueras, los
deseos, que se vaya lo malo y llegue lo bueno…
Se dice que en esta noche mágica se
comunica el mundo del más allá con el del más acá.
En San Juan las Brujas huirán -" bruxas fuxirán" dicen los gallegos.
Con todo esto ella se lía.
Como le explicas a una niña de ocho años…
Nos hemos vestido las dos de brujitas, estamos en el balcón
al fresquito, por decir algo, porque hace un calor increíble y…
HABÍA UNA VEZ
Una brujita muy jovencita, creo que no tenía más de diez años.
Se llamaba Juana.
Juana estaba aprendiendo a ser
bruja, como su mamá, su abuela y sus hermanas
mayores.
Estaba entusiasmada con llegar a serlo, aunque todavía no sabía muy bien cómo se ejercía
de brujita.
Veía como las demás concedían
los deseos que las pedían sin ningún esfuerzo y todos las querían mucho.
-¡Por favor que este muy
guapa mañana!
Al día siguiente era la más
guapa como había pedido.
-Necesito un coche nuevo.
Al poco tiempo tenía el
coche deseado.
Así deseo tras deseo las
brujas de su familia concedían a quien
se lo pedían lo que necesitaban.
Juana era muy pequeña y no
le dejaban que trabajase como bruja porque no sabía.
Su mama le decía:
-Hay deseos que se pueden
conceder y otros deseos que no, tienes que aprender a distinguir unos de otros y para
eso hace falta tiempo.
Ella se enfadaba, no lo entendía.
- Si alguien quiere algo se lo doy y punto.
Los días pasaron y llego la
fiesta de San Juan.
Juana se enteró de las
hogueras, de los deseos, de los bailes de las ofrendas pensó…
- ¡Esta es mi noche!
Se extrañó mucho de que en
casa nadie hablase de la fiesta como una noche de trabajo, de mucho trabajo y
llego a la conclusión de que se la tomarían de descanso.
Cuando llego la hora cogió
el traje de bruja lo metió en la mochila y sin que nadie la oyese salió
silenciosamente.
En la playa donde se habían organizado las
hogueras y se reunían muchísima gente. ¡Que bullicio ! No cabía ni un alfiler.
Juana no recordaba ver a tantas personas junta, nunca.
Bailaban, cantaban, saltaban
la hoguera con mucho cuidado, escribían deseos en un papel y lo tiraban al
fuego, se mojaban los pies en el mar y se lavaban la cara con el agua de las
olas…
Eran felices, nadie hablaba
de brujas, solo del verano, de lo bueno que iba a ser el año, de las cosas que querían
hacer, de donde querían ir…
Pensó…
-¡Las brujas estamos en el
paro! ¡Nos han sustituido por el fuego! Ahora le piden a él sus deseos.
Se puso muy triste y no se atrevió
a ponerse su vestido de brujita.
Sentada en la arena viendo cómo
se divertían los demás la encontró su mamá que al ver que no estaba en casa salió
a buscarla rápidamente.
Juana le contó el
DESASTRE que estaba observando, el final
de sus días como brujas, que pensaba tirar el traje a la hoguera, que…
Su mamá no paraba de reírse a
carcajadas mientras la escuchaba atentamente.
Verás, le explico, cada uno
tiene su día para cumplir deseos.
Las velas en los cumpleaños,
los tréboles de cuatro hojas cuando te encuentras uno, la pestañita que se te
cae y la soplas encima de tu mano, el fuego la noche de San Juan y por supuesto
las brujas siguen estando el resto del año.
-Juana tienes que aprender que las brujitas están dentro de
cada uno y cumplen sus deseos con las ganas que tengan de conseguirlos, si
quieren pueden.
- Bien en eso estoy de
acuerdo, dijo Juana. Pero me sigue pareciendo mal que no estemos las brujas en
un día como hoy.
Tras un largo tira y afloja
con su madre llegaron a un arreglo.
Sería la Brujita de San Juan.
Se dio cuenta de que todos
los niños tiraban sus deseos al fuego por lo tanto cuando pasase un tiempo no
se acordarían de lo que querían.
Ella se iba a encargar de
eso.
La noche de San Juan la
brujita Juana dejaría una ramita debajo de la almohada a todos los niños que fuesen
a la hoguera vestidos de blanco, así por
la mañana se acordarían del deseo más importante para ese año.
De todos los que pidieran, uno seguro que se cumpliría, el de la ramita de la Brujita Juana.
La ramita se guardaría y al año siguiente en San Juan se tiraría a la
hoguera para dar las gracias.
A la mañana siguiente
tendrías otra ramita nueva para tu nuevo
deseo de ese año y así año tras año.
Mamá lo consulto con el
resto de las brujas de la familia y a todas les pareció muy buena idea.
Juana se había convertido en
Brujita de San Juan.
Desde ese día todos los niños
tienen una ramita debajo de su almohada por la mañana, para acordarse de su
deseo durante el año.
Dicen que él que recibe la rama,
se le cumple su deseo mucho antes.
Cosas de la Brujita Juana.
Gema este año tendrá su ramita.
FELICES SUEÑOS
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