Papá Tiene Luz




Tumbada en el sofá, echando un vistazo a una revista con el móvil al lado y la televisión puesta, porque nosotras podemos hacer varias cosas a la vez, estoy descansando.

Los niños están acostados ya y es mi momento y nunca mejor dicho ¡ UN MOMENTO! porque en breve, Ana, que es la mayor empezará con su problema de...

-Mamá la luz, tengo miedo.

Tiene casi siete años y no hemos conseguido quitarle la costumbre de dormir con la luz encendida.

Si se la apagamos se viene a dormir con nosotros a nuestra habitación, lo cual no nos parece de recibo con la edad que tiene ya.

Las luces indirectas también le dan miedo, y tanto unas como otras, las indirectas y las directas según se afirma en algunos estudios puede ser un factor de riesgo para el futuro desarrollo de un cuadro de miopía.

En fin, entre lo que pagamos de luz, que al Sr. de Guindos le va a encantar , los brackets , las gafas y demás gaitas, con tres hijos que tengo ......

-Mamá la luz.

¡Ya empezamos!

- Voy.

Subo las escaleras y me dirijo a su habitación lo antes posible, no quiero que despierte a sus hermanos.

- Ana, esto ya lo hemos hablado, tienes que dormir con la luz apagada. No podemos estar encendiendo y apagando la luz durante toda la noche, no descansas tú y no descansamos ni papá ni yo tampoco.

-Es que tengo miedo,

- ¿Miedo a qué? Da el mismo miedo estar siempre a oscuras que siempre con luz, tiene que haber un tiempo de cada.

Había una vez ...


Una niña que no dormía por las noches porque siempre tenía la luz encendida. De día era de día y no dormía y de noche era de noche y con la luz tampoco dormía. Aunque ella cerraba los ojitos y se pensaba que sí, pero no, no dormía.

Su papá se levantaba para apagar le la luz de su cuarto cada cinco minutos a ver si así la niña conseguía dormir, pues la pobre tenía muy mala cara, ojeras, estaba muy cansada, no quería jugar....

Pero nada
- ¡Tengo miedo!, ¡La luz!, ¡tengo miedo!, ¡la luuuz!

Tantas veces se levantó su papa a encender la luz del cuarto que por la mañana...Todos le miraban sorprendidos...

¡Brillaba!¡Lucía! ¡Alumbraba! ¡Era una lámpara!

¡Papá se había convertido en una lámpara!

¿Y ahora qué?

¡ Impresionante!

Ninguno se atrevía a tocarle, estaba guapo eso sí, pero muy raro también. Los papás no lucen como los árboles de Navidad, claro que no.

Así de esa manera no podía salir de casa, no podía ir a trabajar, ni al supermercado a comprar... ni tan siquiera ir a ver a los abuelos, imagínate si la abuela le ve así, imposible.

Papá estaba muy luminoso pero muy triste, solo pensaba...

-Bueno ahora no tendré que encender más la luz, con que duerma yo en el cuarto de mi hija es suficiente, porque ya alumbro bastante. Así podre dormir porque estoy muy cansado de estar toda la noche encendiendo y apagando la lucecita.

Pero estaba muy triste, se escondía, no podía verle nadie.

La niña al verle así, hizo una promesa, si su papa perdía la luz y recuperaba su aspecto normal ella dormiría todos los días con la luz apagada por la noche.

Al día siguiente su padre estaba completamente recuperado.

¡Todo bien! ¡Sin luz! .... Pero espera....

Tenía luz en los zapatos ¡CÓMO MOLA!

- ¿Sabes Ana esas deportivas que llevan luz en las suelas y se iluminan cuando andas?

Pues yo creo que las diseño el papá de esta niña, porque así es como eran sus zapatillas, para avisarle de que si no cumplía su promesa otra vez tendría un papá de luz.

Ana ha dormido hoy sin luz en el cuarto, ni en el pasillo.

No sé si el cuento ha resultado o no, esta noche de momento sí.

Ah y hoy por la mañana nos hemos reído mucho, no dejaba de mirarle los pies a su padre.

¡Felices Sueños!



No hay comentarios:

Publicar un comentario